Con el fin de ampliar la información sobre la importancia del vehículo eléctrico en nuestra sociedad, entrevistamos a Arturo Pérez de Lucía, Director General de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (AEDIVE).

– En primer lugar, y para aquellos que aún no la conozcan, ¿puede explicar lo que es AEDIVE?

AEDIVE es la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico, un cluster de empresas que aglutina a toda la cadena de valor del vehículo eléctrico. Sus fines son la gestión, representación, defensa y coordinación de los intereses comunes de sus miembros, promoviendo y contribuyendo al fomento de la competitividad de los sectores relacionados con toda la cadena de valor del vehículo eléctrico. Con ello se pretenden afrontar cualesquiera retos y oportunidades que se deriven de la implantación del vehículo eléctrico, mediante el impulso a la investigación, desarrollo e innovación en los productos y servicios de sus miembros.

– ¿Por qué desde AEDIVE están colaborando en la celebración del I Foro de Movilidad Alternativa y Seguridad Vial de Málaga?

Porque entendemos que el vehículo eléctrico es una herramienta fundamental de la movilidad alternativa y sostenible, ya que es el único con cero emisiones en la propulsión, y además contribuye a la eficiencia energética, promoviendo el aplanamiento de la curva de demanda eléctrica e impulsando el aprovechamiento de fuentes de energía renovable. Además está muy ligado a la seguridad vial, debido a que sus características y ventajas, como la ausencia de rumorosidad y de ruidos, promueven una conducción más amable y menos agresiva, fomentando hábitos de conducta más seguros en los conductores.

– ¿Qué papel juega hoy en día la movilidad eléctrica en la sociedad?

La movilidad eléctrica se encuentra en España y en el resto del mundo en una fase de implantación y desarrollo, que resulta mayor en el ámbito de las flotas profesionales, donde ya se cuenta con empresas que disponen de más de 400 vehículos eléctricos en su parque. La tendencia es que cada vez vaya aumentando más por las ventajas medioambientales y económicas que supone para las empresas y en especial para sectores como el de la logística urbana, el taxi, los servicios técnicos y de atención domiciliaria y los servicios municipales y de seguridad y atención ciudadana, entre otros.

En lo que al ciudadano particular se refiere, la implantación del vehículo eléctrico es más lenta porque el usuario final es más receloso del cambio tecnológico que supone frente a los vehículos de combustión interna y porque el particular suele hacer una compra más emocional, adquiriendo no el vehículo que necesita, sino el que le llama la atención. Aun así, cada vez son más los usuarios que se rinden a la evidencia de la movilidad eléctrica y de sus ventajas frente a otras tecnologías.

– ¿En qué proyectos está trabajando AEDIVE para desarrollar e impulsar el vehículo eléctrico?

AEDIVE trabaja en muchos frentes para fomentar la movilidad eléctrica, tanto con las administraciones como con la empresa privada, impulsando proyectos y sinergias para promover el uso del vehículo eléctrico. Al margen de su aportación en el desarrollo de normas como la ITC BT52, AEDIVE está trabajando para impulsar el desarrollo de corredores ibéricos de carga rápida que permitan ofrecer una mayor autonomía a los vehículos eléctricos, pero también impulsa el desarrollo del vehículo eléctrico en sectores como el logístico, turístico, de servicios, etc.

– Por último, ¿qué diría a los ciudadanos en relación al vehículo eléctrico?

Que no pierdan cuando menos la oportunidad de conducirlos y probarlos para conocer realmente sus capacidades y ventajas y que pierdan el miedo a las tecnologías disruptivas, como antaño lo fueron el ordenador o el teléfono móvil. Que apuesten por una movilidad que reduzca las emisiones y que ayude a una mejor calidad del aire en las ciudades. Finalmente, les aportaría mi propia experiencia como usuario y propietario de un vehículo eléctrico, mi único vehículo, con el que no he tenido la necesidad de conducir un vehículo de combustión ni he sufrido la ansiedad de la autonomía.

Entendiendo cómo aprovechar las ventajas de la movilidad eléctrica, cumple con más del 90% de mis necesidades de movilidad, frente a la tendencia hasta ahora de adquirir un vehículo de combustión que puede resolver las necesidades puntuales que surgen una o dos veces al año de recorrer grandes distancias pero cuyo uso habitual, de no más de 50 ó 60 kilómetros, supone una ineficiencia importante no sólo energética, sino también económica.