José Manuel Rabadán, director del portal web Electromovilidad, nos aclara la situación actual de la movilidad eléctrica en España, así como la necesidad de inculcar y acercar los nuevos modelos sostenibles a los ciudadanos. La autonomía e infraestructura son dos de los principales retos del vehículo eléctrico.

 Afortunadamente, la movilidad eléctrica comienza a despegar en España. ¿Cómo ha sido su llegada a nuestro país y cuál es su evolución en los últimos cinco años?

Yo diría que la movilidad eléctrica ni siquiera está despegando, sino que está de camino a la rampa de lanzamiento. Su llegada ha sido lenta y tardía, debemos tener en cuenta que hasta 2011 en España no se matriculaban ni un centenar de coches eléctricos (una unidad en 2009 y dieciséis en 2010), representando unas cifras anecdóticas. Incluso hoy en día se siguen matriculando unas cantidades muy bajas de vehículos eléctricos. Su evolución ha sido la siguiente: aproximadamente 400 unidades en 2011, 500 en 2012, 800 en 2013, 1.100 en 2014 y alrededor de 2.350 unidades el año pasado. En estos últimos cinco años vemos un incremento del 587%, pero si tenemos en cuenta las ventas en países vecinos, estas cifras aparentemente buenas se antojan insuficientes. Aún así, no debemos perder la esperanza y ver el vaso medio lleno, pero queda mucho trabajo por hacer.

La concentración de profesionales en un mayor número de encuentros tales como foros o congresos para dar a conocer la temática ¿es un paso para unir sinergias y poder avanzar?

Como ante toda tecnología disruptiva, nos encontramos con dos actores principales, los «early adopters» y los profesionales del sector. Por otro lado, iniciativas como el Foro de la Movilidad Alternativa y Seguridad Vial de Málaga, las ferias o congresos, son los escenarios idóneos para favorecer el encuentro entre profesionales y difundir las ventajas de la movilidad sostenible. No sólo necesitamos más foros y debates, si no que debemos acercar a la gente todo eso de lo que hablamos. Los que acudimos a este tipo de eventos ya estamos convencidos, hace falta llegar al resto de los ciudadanos. 

¿Está el ciudadano concienciado sobre estas nuevas formas de movilidad?

Según se recoge en diferentes informes y estudios, en ciudades como Madrid hasta el 80% de los entrevistados piensan que el coche eléctrico es la solución ideal para el desplazamiento urbano. Poco a poco la sociedad está más concienciada con las diferentes formas de movilidad más respetuosas con el medio ambiente, pero sobre todo más económicas. Creo que tendemos a ello, nos hemos dado cuenta y no podemos permitirnos ciudades tan contaminadas y poco «apetitosas» para vivir. De ahí el mayor uso de la bicicleta, el éxito de iniciativas de carsharing con coches eléctricos, carpooling… 

 ¿Qué puede aportar la movilidad eléctrica y cómo puede contribuir a los nuevos modelos de ciudades? ¿Considera que están preparadas para su plena implantación?

La movilidad eléctrica tiene como pilar sus nulas emisiones directas de contaminantes y, dado que el transporte es uno de los principales focos de contaminación atmosférica en nuestras ciudades, resulta ser la solución ideal para movernos en ellas, sin olvidar el menor nivel sonoro que estos vehículos emiten, por lo que también reduciríamos la olvidada contaminación acústica. Más allá de los vehículos autónomos y conectados con la ciudad, la movilidad eléctrica tendría como principal aporte a los nuevos modelos de ciudad la posibilidad de revertir la energía sobrante de sus baterías, lo que conocemos como V2G (Vehicle to Grid). Al final estaríamos hablando del vehículo como un elemento más en la cadena de gestión de la energía, y junto con una red inteligente, seriamos capaces de equilibrar los picos de demanda, algo para lo cual ahora mismo no estamos preparados.

 ¿Cuáles son los principales retos necesarios de afrontar para que el vehículo eléctrico llegue a convertirse en una realidad?

Los principales retos a afrontar son la autonomía y la infraestructura. Respecto a lo primero, los fabricantes ya se están ocupando de mejorar y dotar de mayor autonomía sus baterías, entre cinco y diez años los coches del segmento medio llegarán a circular hasta 500 kilómetros con una sola carga. En cuanto a la infraestructura, debe ser la Administración quien dote al país de una red lo suficientemente densa y dimensionada para dar un buen servicio de recarga a los ciudadanos. Quien busque hoy en día hacer negocio con las recargas lo lleva crudo, al final solo quedan puntos mal mantenidos o semi-abandonados, por eso el impulso debe venir del ámbito público, especialmente de cada Ayuntamiento. Mientras llegan estas inversiones considero vital una normativa de sentido común para la figura del Gestor de Carga, favoreciendo la instalación de puntos de recarga semirrápida en centros comerciales, hoteles, hospitales o aeropuertos entre otros. Además sería interesante explorar un sistema colaborativo entre usuarios de vehículo eléctrico para compartir sus puntos de recarga cuando estos no están en uso.

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